Llega un señor con un sastre y le pide un traje a la medida. El sastre, se lo encarga al ayudante, éste hace el traje y cuando llega el señor a recogerlo, se lo prueba y resulta que le queda corto de una de las piernas.
— ¡Oiga amigo! – ¡esta pierna está más corta que la otra!
-No se preocupe – dice el sastre con tal de vender el traje – mire, sólo incline un poco la rodilla al frente, y ni se nota.
–¡Pero mire hasta la manga está muy arriba!
-Tenga paciencia, sólo eche un poquito para adelante la espalda y verá cómo se acomoda.
–No, no, no ¡mire nada más! ¡La solapa no empareja con la otra!
– ¡Ah caray! pero si se inclina el hombro hacia la derecha, verá que las dos quedan igual.
El señor desesperado, se lleva el traje puesto tal cual está, para su urgente cita.
Iba por la calle haciendo gestos de ira, cojeando de un pie, alzando para atrás la espalda, inclinando los hombros y arrastrando el paso para no desfigurar las solapas; cuando dos tipos en la acera de enfrente lo miran y comentan:
-¡Mira nada más aquél pobre! cojo, jorobado, con esa cara, y con los pies arrastrando ¡Qué fregado está!
-Sí – dice el otro – pero la verdad ¡QUÉ BUEN SASTRE TIENE PARA ENCONTRARLE LA MEDIDA!
tami reinventa tu guardarropa
¡Muy simpático! Gracias Tami, también está lindo el gráfico.
Es una perspectiva desde un punto de vista jajajaja, gracias por pasar por aquí.
Beso volado